Reclamar es necesario cuando se trata de defender nuestros derechos, integridad o intereses si los mismos entendemos han sido conculcados. Saber reclamar y hacerlo por el cauce, el camino, y en las formas correctas es imprescindible si queremos optimizar las posibilidades de éxito de nuestra reclamación.
Que nadie se engañe, una buena reclamación no la lleva a cabo aquel o aquella que más chilla, una buena reclamación no es la de aquel o aquella que se pavonea, amenaza y bravuconea, una buena reclamación es aquella, que sabiéndola hacer ajustada plenamente a Derecho, sabe utilizar y utiliza todos los cauces y recovecos legales que tiene a su alcance. Dicho de otro modo lo anterior, al primero nadie le tiene miedo, al contrario comúnmente se le ningunea e incluso se le desprecia, al segundo se le respeta y se le teme.
Así, un buen «reclamador» será aquel que sabe utilizar los tiempos y las formas adecuadas para llevar a cabo su proceso de reclamación, y para ello no hace falta ser un gran abogado, ni incluso ser ducho en leyes, cualquier ciudadano o ciudadana, debidamente informado y con un mínimo de cultura general, e interés, puede hacerlo.
Obviamente existirán reclamaciones que se alejen de la posibilidad de ser tratadas o resueltas por el ciudadano/a de a pie, obviamente muchas reclamaciones precisarán de asistencia legal profesional y especializada, y para eso existen los respectivos profesionales al respecto. Ahora bien, existen conflictos del día a día, existen asuntos que la mayoría de personas podría resolver si se lo plantea: los Burofax, las hojas de reclamaciones, distintos organismos y entes administrativos, y un largo etcétera de herramientas y organismos están a nuestro alcance si los sabemos utilizar para someter y resolver múltiples incidentes que podamos sufrir. abogados divorcios.