Cuando llega el momento de regresar a la universidad muchos jóvenes pierden la cabeza tratando de decidirse si mudarse a una residencia para universitarios o compartir con otros estudiantes un piso en alquiler. Sin embargo, una pregunta que surge frecuentemente es: ¿realmente cuál de las dos opciones es la mejor?, ¿qué ventajas o desventajas involucra a cada una de las alternativas?
Sin duda alguna, desde el punto de vista de un estudiante, cualquiera de las dos opciones puede ser atractiva y, más aún, si es nuevo en el campus y no tiene la experiencia suficiente para detectar qué aspectos positivos o negativos involucra cada unas de las alternativas.
No obstante, empezando por alquilar un piso compartido, el panorama no es tan alentador, especialmente porque surgen un mayor número de problemas, principalmente, entre las responsabilidades de limpieza, cocina y lavado. Generalmente, en un apartamento individual no se tiene la facilidad de enfocarse solamente en los estudios, como suele suceder con las residencias para estudiantes, por el contrario, es un requerimiento seguir las reglas.
Unas de las principales ventajas de optar por una residencia de universitarios es que este tipo de inconvenientes no sucederán ya que son ambientes acondicionados perfectamente para que los estudiantes puedan poner su máxima atención a lo que fueron a hacer al campus: sacar buenas notas y alcanzar la meta de obtener un título profesional.
Además, los pisos compartidos suelen ser hasta más caros que las residencias puesto que es necesario pagar los servicios de luz, calefacción, agua, etc., mientras que en un lugar especial esto ya es cubierto por una cuota mensual. Incluso, muchas ofrecen programas de pago especiales para quienes no tengan una amplia libertad económica.
Lo malo es que es difícil invertir tiempo en ocio, pero, es la mejor herramienta para sentirse cómodo en el proceso de estudio y, por lo tanto, facilitar el aprendizaje.
